sábado, 16 de agosto de 2008

Hidrogeno (II): La isla Stuart, una iniciativa energética.

En el primer punto, que es el de el coste, no quiero entrar. Primero, por que no he encontrado información suficiente y segundo por que en cualquier instalación pionera los costes son muy elevados debido a la falta de producción, cosa que disminuye enormemente con la implantación masiva de los sistemas. Por tanto no centraremos en la cuestión puramente energética: el rendimiento.
Los procesos principales en los que nos fijaremos son:
  1. La generación de Hidrógeno mediante la energía eléctrica proveniente de las placas foto voltaicas y
  2. la posterior conversión del Hidrógeno en energía eléctrica.
En el primer proceso el rendimiento es aproximadamente del 18%. Esto supone que de cada 100 unidades de energía eléctrica que proporcionan las placas se generan 18 unidades de energía. En este primer paso hemos tenido una pérdida de el 82% de la energía suministrada por las placas.
En el segundo de los pasos, la generación de electricidad mediante Hidrógeno supone un aprovechamiento del 40% de la energía. Lo que supone una pérdida del 60%.
Si unimos los dos procesos obtenemos que el rendimiento final es del 7%. Esto quiere decir que de cada 14 Wattios de potencia que suministran las placas sólo 1 Wattio es utilizado finalmente en las viviendas. A todo esto habría que sumarle las perdidas por transporte de la electricidad, los conversores de corriente continua a corriente alterna, motores etc. Si tenemos en cuenta que el rendimiento de una batería se acerca al 80% llegamos a la conclusión que el proceso de almacenaje de energía mediante el Hidrógeno no es excesivamente rentable.
Si además consideramos que el rendimiento de las propias placas fotovoltaicas, que está alrededor del 12%, obtenemos que el rendimiento final del proceso es menor al 1% (0,8%). Esto quiere decir que de cada 100 unidades de energía que nos manda el sol, en nuestras casas entranría ménos de 1 unidad de energía en forma de energía eléctrica.
¿Donde queda ahora la teoría de la ocultación de las nuevas tecnologías por parte de la multinacionales del petróleo?

Hidrogeno (I): Genesis 1:1: "...En el tercer día, Dios creó la Tierra. También hizo los mares y océanos..."

Uno de los temas fundamentales que giran en torno al denominado "cambio climático" y a la teoría del calentamiento global es la producción y consumo de energía. A raíz del Protocolo de Kyoto, el CO2 fue nombrado el chivo expiatorio de los males de nuestro Planeta (me viene a la memoria una frase que suele utilizar un popular economista liberal y que un muy buen amigo mío me adelantó hace años*(1): "el mejor amigo del hombre no es el perro, es el chivo expiatorio"). Pues bien, a raíz de esta declaración de guerra contra el CO2, ha surgido una inmediata necesidad de generar energía limpia (¡curioso termino! En posteriores entradas prometo hablar del lenguaje asociado a esto del cambio climático). De aquí han surgido inversiones con ingentes cantidades de dinero público (yo prefiero llamarle "dinero impuesto" o dineros de los impuestos) que esperan conseguir mecanismos de producción energética limpia. Uno de los candidatos históricos es la Pila de Hidrógeno, también llamada, Motor de Agua (otro termino digno de estudio).
El mecanismo teórico es sencillo e impecable: si yo aplico una corriente eléctrica al agua (en unas condiciones determinadas), ésta, se descompone en sus elementos fundamentales, Hidrógeno (H2) y Oxígeno (O). Pues bien, si realizo el proceso en orden inverso, esto es, junto Hidrógeno con Oxígeno, consigo electricidad. En definitiva, en el Planeta Tierra tenemos ingentes cantidades de Agua. Sólo tenemos que extraer su Hidrógeno, almacenarlo y utilizarlo cuando queramos para que al mezclarlo con el Oxígeno de la atmósfera se genere corriente eléctrica. Corriente eléctrica que podemos utilizar para mover nuestros coches, encender nuestros ordenadores, calentar nuestros hogares, etc. Con la ventaja añadida de que el único residuo producido es Agua y Calor. Perfecto, ¿no? Parece como si Dios hubiera escondido en las entrañas de la Creación, una solución definitiva para nuestros problemas energéticos mundiales. La habría guardado en las profundidades de la materia, sabiendo que, gracias a nuestro desarrollo y constancia, sería descubierta, casi como una revelación. De esta perfección casi divina, surge la leyenda urbana de un oscuro interés mundial de las productoras petrolíferas (en su mayoría Estados) por tapar este descubrimiento, que será utilizado cuando los recursos de crudo escaseen y empiecen a no ser tan rentables. Pero...
*(1): Quienes estéis interesados en el tema del concepto y utilización del "chivo expiatorio" como panacea para la resolución de problemas, no dudéis en leer "Veo a Satan caer como el relámpago" de Girard, Rene; Editorial Anagrama S.A.

VEO A SATAN CAER COMO EL RELAMPAGO

de GIRARD, RENE

EDITORIAL ANAGRAMA, S.A., 0001

Tapa blanda