sábado, 9 de agosto de 2008

Los pavos de año nuevo y los osos polares (II)

Al igual que el mecanismo comentado de la causalidad supersticiosa, existe un mecanismo que sucede cuando un suceso lo consideramos malo o perjudicial, las consecuencias de ese suceso deben ser también malas o perjudiciales. Sin embargo este, es un principio más psicológico que científico. Un ejemplo claro es el de los osos polares. Han sido utilizados en numerosas informaciones y reportajes para sensivilizarnos de las catastróficas consecuencias del cambio climático. Incluso Albert Arnold Gore, Jr lo utilizó en su famoso documental. Pues bien, los osos polares prosperan en las zonas donde se producen calentamientos y sufren en las que aumenta el frío (recordemos que el Ártico se está enfriando). Según Michell Taylor del Department of the Enviroment, de Nunavut: " De las trece poblaciones de osos polares de Canadá, once son estables o están aumentando en número. No van camino de extiguirse, ni siquiera de verse actualmente afectadas en ese sentido"

viernes, 8 de agosto de 2008

Los pavos de año nuevo y los osos polares (I)

En el asunto de la teoría del calentamiento global, parece inevitable asimilar como terrible cualquier consecuencia proveniente del calentamiento del planeta. Sin embargo, este binomio (calentamiento=catástrofe) no posee, de ninguna de las maneras, una relación de causa-efecto. Todo esto me recuerda a un ejemplo que Hume expone intentando desmontar la relación de causalidad supersticiosa:
"Explica Hume cómo un pavo nació de un hermoso huevo en una soleada granja (hay que poner algo de literatura en la narración) el día de año nuevo. Este pequeño pavo iba creciendo según transcurrían los días. Era un pavo muy observador y solía comprobar como irremediablemente tras la noche un hermoso resplandor cálido asomaba por el horizonte. Su intensidad crecía y crecía hasta que impregnaba de luz y calor toda la granja. Justo en ese instante sonaban nueve campanadas que indicaban la hora y humano aparecía raudo para probeerle de abundante comida . El pavo observó dicho acontecimiento durante semanas, que tornaron en meses, y un buen día nuestro científico pavo postuló su teoría: "Todos los días, inevitablemente, el sol sucederá a la luna en una sucesión cíclica y constante, entonces sonaran las nueve campanadas y mi plato rebosará de comida". Una vez formulada la teoría, nuestro pavo, orgulloso, observaba día tras día como se cumplían sus predicciones. Pero llegó el 31 de diciembre."
Lo que Hume trata de explicarnos es que el simple hecho de que un suceso continúe a otro en el tiempo durante un número enorme de veces no asegura que dichos sucesos estén unidos por una relación de causa-efecto y que por lo tanto no hay ni explicación ni verdad en la formulación de esa relación.